26 de junio de 2016

El último post



Bueno, ¿cómo fue?

Mejor de lo que esperaba.

¿Disfrutaste?

Sorprendentemente sí.

¿Sorprendentemente?


Sí, pensé que me iba a salir como los dos simulacros pero lo cierto es que me salió mucho mejor. La tila hizo efecto rápido y me sentí cómoda en la exposición.

¿Ves? No era para tanto.


En sí es una exposición más pero es el trabajo más importante de toda la carrera, el que más tiempo necesita. Es un trabajo individual, supervisado por un tutor, pero individual al fin y al cabo. A lo largo de la carrera tienes muchas exposiciones pero de trabajos en grupo, lo que te da cierta seguridad porque no eres tú sola quien lo expones.

Pero lo conseguiste. Cuando estés en una clase vas a estar tú sola y te tienes que acostumbrar a ello. Sé que no es lo mismo porque te estaban evaluando, no solo el tema en sí sino cómo hacías y eso te puede poner nerviosa pero en eso se basa la docencia, ¿no?

Sí, pero no es lo mismo. Que me fueran a poner una nota me daba igual. Lo que más me preocupaba es que no se entendiera lo que quería transmitir. Tampoco quería repetir lo mismo que en trabajo escrito porque considero que realizar una exposición sobre un trabajo sirve para aportar información nueva, o al menos cuando estaba preparándome la exposición encontraba conexiones nuevas y eso me permitía ver el trabajo desde otra perspectiva. 

Podría decirse que es un resumen de todo lo que has aprendido durante estos 4 años. El final de una etapa.


Sin duda, es el trabajo que más me ha costado porque había cuestiones abstractas y no las comprendía al principio. Pero poco a poco fui dándoles sentido y creo que el resultado fue bueno. 


En cuanto a la carrera, para mí lo más bonito fueron las prácticas y los momentos en los que podías aplicar lo que dábamos en clase a la vida real. Me parece que queda muy bien escrito las necesidades de los alumnos y lo que debes hacer en cada caso pero para hacer algo primero te tienen que dejar. Es como cuando buscas tu primer trabajo y no te contratan porque no tienes experiencia. Sinceramente creo que algunas asignaturas de la carrera están muy alejadas de la realidad en el aula. 

¡Cómo se nota el cambio en tu manera de escribir!


No eres el primero que me lo dice. En gran medida te lo debo a ti. Si no hubiese tenido este espacio de reflexión y análisis de lo que iba haciendo en las clases, dudo mucho de que hubiese mejorado tanto. Nunca me había puesto a escribir porque sí, de hecho en los exámenes era muy directa y no razonaba casi lo que hacía. Pero desde que tengo este espacio soy mucho más reflexiva y analítica en el ámbito profesional, desde luego, pero también en el ámbito personal. 

Y aun así te vas...


Nos vamos, no lo olvides. Ya lo hemos hablado más veces. La decisión de dejar de escribir en este blog no fue fácil, sobre todo porque significa mucho para mí a nivel personal. Hay asignaturas de la carrera que no están incluidas porque no significaron tanto para mi formación profesional como las que sí aparecen. Asignaturas que me han ayudado a dar forma a mi identidad profesional y a la manera de organizarme y gestionarme las clases desde una perspectiva dinámica, experiencial y reflexiva. 

Creo que hay un cambio muy grande desde la Silvia que empezó a escribir en el post como una manera de resumir y explicar a su manera lo que hacía en las clases de Psicología Del Desarrollo hasta la que soy actualmente. Y todos los post que hay, y los que se quedaron por el camino, son una prueba de este proceso. 

Me queda mucho para ser una profesora. Doy clases particulares pero estar en una clase es muy diferente. Creo que se necesita un nivel de formación muy alto para ser una buena profesora. 

Prefiero no comentar nada sobre los post que has borrado.

¿Ya tienes la maleta hecha?

¿Ya? ¿Tan pronto?

Ni tan tarde.

¿Tantas ganas tienes de irte?

Ya sabes que no me gustan las despedidas.

Bueno, pues ves despidiéndote que yo voy preparando la maleta...


Muchas gracias a todos los que me habéis leído durante estos casi 4 años...

¡¡¡Dirás por soportarte!!!

¿Tú no estás haciendo la maleta?

...


Muchas gracias a todos los que me habéis leído en estos años pero especialmente a la persona que me propuso realizar el blog. Como bien dice, me he ido apropiando de la herramienta, haciéndola mía y gran parte es por la gran acogida que ha tenido el blog. Estos últimos meses he estado más ausente por motivos personales pero siempre me habéis sacado una sonrisa al ver que alguien me leía.

Aunque este sea un post amargo por ser el último no quería dejar pasar la oportunidad de decir que creo que he elegido una de las profesiones que mayor recompensa personal y social y creo que es un valor que se está perdiendo. La educación no es un negocio  y los profesores son personas, no robots. Las políticas y leyes educativas no deben ir orientadas a conseguir los mejores resultados académicos sino a adaptarse a las demandas que la sociedad real necesita. Tengo la suerte de dedicarme a la docencia pero muchas veces no tiene el reconocimiento social que se merece por culpa de gente "experta" en educación.



¡¡¡ Ya estoy listo!!!

Pues vámonos...

¿Dónde?

...





HASTA SIEMPRE




16 de junio de 2016

Aprender a disfrutar

¿Ya estás mejor?

No.

Piensa que ha sido un simulacro.

Menos mal.

Ya sabes cómo tienes que hacerlo la próxima vez.

Sabía cómo quería hacerlo la primera vez.

Bueno, pero no todo sale como nos imaginamos tanto para bien como para mal.

Lo sé, pero eso no me hace sentir mejor.

¿Y qué te haría sentirte mejor?

Disfrutar mientras lo hago.

Eso es algo que vas a tener que aprender.

Lo sé, pero me molesta haberlo tenido tan claro y que luego no fuese capaz de no hacerlo. Sé de lo que hablo pero no he sido capaz de no leer. De hecho, al principio estaba muy relajada pero conforme he visto que se ha ido acercando el momento en el que tenía que exponer me he ido puesto nerviosa. Cuando estaba exponiendo no me sentía segura hasta el final, que es donde verdaderamente doy mi opinión, es decir, es la parte del trabajo en la que más he participado. 

Bueno, pero es algo normal. Nunca vas a poder controlar todo lo que ocurra a tu alrededor, algunas cosas sí pero otras no. Para disfrutar de lo haces, necesitas cierta experiencia, cierta soltura y confianza en ti misma. Además, presionarte no te ayuda porque sabes el tema, no es un tema nuevo para ti. ¿Qué pasó ayer con Blanca?

Eso es distinto.

¿Qué pasó?

Realizamos una sesión de evaluación porque después de un año creo que es bueno para las dos. He notado ciertas dificultades por su parte y quería hablar con ella sobre posibles actuaciones por parte de las dos para mejorar. 

¿Y te gustó?

Mucho, creo que tenía que haberlo hecho antes. Intuía ciertos aspectos pero otros me ayudaron a ser más consciente de lo que hago en cada clase. 

Entonces, ¿por qué no te tomas lo que pasó esta mañana como eso, como una sesión de evaluación y de mejora?

No me engaño, no he estado a la altura de la situación, pero eso no significa que no haya aprendido. Creo que es normal que me sienta mal, jodida o incluso enfadada conmigo misma después de lo que pasó esta mañana pero no es excusa para no cambiar. Sé que no disfruté de lo que estaba haciendo porque creo que el formato en el que hago la exposición carece de sentido, al menos hasta el momento de las preguntas. Sí, aprendo a sintetizar en 10 minutos un trabajo de nosecuántas horas, tiempo muy limitado, todo hay que decirlo.

¿Por qué no te imaginas que se lo estás explicando a otras personas?

Porque no lo explico de la misma manera, se trata de un contexto formal y ciertas expresiones no son aceptadas. Ese es otro problema, no estoy acostumbrada a ese tipo de contextos y de exposiciones. Las exposiciones de la universidad no me importaba hacerlas porque no estaba yo sola y porque no era tan relevante. Es un trabajo mucho más complejo de lo que parece a primera vista.

Personalmente, creo que no te ha salido tan mal como dices, otra cosa es que no te haya salido como tú querías o como tú pensabas. Pero eso es algo normal. Para ser la primera vez, no ha estado tan mal.

Nunca me he preparado una exposición ni he hecho un simulacro de una.

Con más razón, quizá le estás dando más importancia de la que realmente tiene y por eso te presionas más. 

Eso sí...

Hace una semana no pensabas que podías entregar el trabajo y ahora lo tienes entregado. Tienes una semana para practicar.

El miércoles no cuenta. Ese día es para desconectar.

Igualmente, tienes tiempo, tienes experiencia y tienes conocimientos sobre el tema. Tienes que aprender a disfrutar de ese momento. Al final de la exposición te sentías más cómoda porque veías que el final estaba cerca y al principio hablabas rápido porque querías acabar pronto. Tú misma has dicho que no has disfrutado de la exposición. Si disfrutas las clases, ¿por qué no disfrutar lo que has estado trabajando durante meses?



14 de junio de 2016

Cuatro años




Parece mucho tiempo pero para mí no ha sido más que un suspiro. Un suspiro que no quiero que se acabe. Pero algo que no puedo evitar que pase.

Es curioso porque si hubiera sido algo previsto, algo que deseara desde un principio o algo quisiera que hubiese ocurrido no hubiese sido tan importante para mí. No lo tenía previsto pero ahora no me imagino mi vida sin estos 4 años y no sólo me refiero a la gente que he conocido en estos años, sino a lo que me ha aportado la carrera personal y profesionalmente.

Hace 4 años quería hacer un grado superior de Química porque era en lo único que destacaba, tenía una visión muy limitada de mi vida profesional y personal. Hice la selectividad sin estudiar, de hecho cuando me dieron las notas estaba segura de que estaba suspensa pero no fue así.

Y aquí estoy, en un despacho de la universidad escribiendo en un blog (algo que no tenía pensado hacer) sobre mi paso por la universidad. Parece mentira que ya hayan pasado 4 años y que en apenas 2 semanas ya se haya terminado todo. Aún queda mucho por delante, pero siento que algo importante se acaba.

Estas últimas semanas están siendo más intensas que el resto de los 4 años, el tiempo pasa mucho más despacio. Quiero que acabe porque tengo ganas de empezar una nueva etapa, pero no quiero que acabe por todo lo que ha significado para mí todo este tiempo.

Nunca pensé que pudiese tener una carrera universitaria porque en el instituto no fui una buena estudiante y en ocasiones en la universidad tampoco. Nunca me ha gustado estar en una clase y tener que memorizar o priorizar el aprendizaje memorístico por encima de la reflexión. Es más, quería aprobar porque mis padres no se enfadasen conmigo y estuviesen orgullosos de mí. 

Una de las mejores profesoras que he tenido me enseñó que es más importante entender lo que aprender que memorizarlo y no era una profesora de universidad. Y creo que es lo que intento en cada clase que doy, o al menos lo intento. Mi profesora de Filosofía lo logró y muchas de las cosas que aprendí con ella siguen estando. 

No me veía como profesora pero poco a poco me veo. Lo mío no es vocación, o si lo es ha venido sólo. Creo que es esencial aprender a aprender, independientemente de la profesión que tengas. 

Aprender es un mundo... Mucho más complejo de lo que puede parecer a simple vista, algo relativamente fácil para aquellos que no entienden del tema y extremadamente complicado para los que saben algo sobre él. 

Hacer fácil lo difícil es algo súmamente complicado pero es la base del aprendizaje. 

4 de junio de 2016

Semanas decisivas

Ya no te queda nada.

Me queda lo peor.

Pero, ¿si no tienes ningún examen?

¿Y eso qué tiene que ver?

Joder, pues todo. No tienes que estudiar nada.

Mentira.

¿Qué tienes que estudiar?

Primero tengo que terminar el trabajo que, a falta de 6 días para entregarlo, no está completado. Y en unas semanas lo defiendo.

Pero todavía falta tiempo.

Muchísimo, yo creo que me da tiempo a empezarlo de nuevo...

¿Tan mal está?

Sin tener en cuenta que tengo más hojas de las permitidas creo que no está mal del todo. Hay partes que sobran, o al menos pueden ser prescindibles teniendo en cuenta las páginas que llevo, pero hay otras partes que son esenciales para el trabajo.

Entonces, ¿qué te preocupa?

Que no se entienda lo que quiero decir. No sé si lo que yo interpreto de las lecturas que he hecho está bien o no. Es decir, he leído lo que alguien ha escrito basándose, en el mejor de los casos, en las lecturas de los autores originales. Al no leer al original, se pierde información.

Eso tiene fácil solución, lee a los autores originales. 

No es tan fácil. 

¿Por? 

Porque el objetivo principal del trabajo no es profundizar el los autores sino en concretar los factores que inciden en el desarrollo del síndrome en profesores de cada uno de los niveles educativos. O al menos creo que es lo más relevante del trabajo.

Vamos que el trabajo lo dominas.

No es que lo domine, sino que lo tengo claro a nivel teórico o al menos eso creo.

¿Y cuál es el problema?

El trabajo escrito no deja de ser un problema porque aún no está terminado ni entregado. Pero lo que más me preocupa es la defensa. 

Vamos paso por paso: si tienes claro teóricamente el tema y llevas tanto tiempo trabajando en él ¿por qué va a salir mal la exposición?

No lo sé pero tengo la sensación de que el trabajo escrito va a estar mejor que la defensa.

Piensa un poco, sólo es verbalizarlo. Si no es más que explicarlo con tus palabras.

¿Y te parece poco?

Teniendo en cuenta lo que llevas trabajando en él, yo no me preocuparía. Sé que lo vas a hacer bien.

Pues yo no lo creo. No sé quién va a estar en el tribunal, no sé si voy a saber responder a lo que me preguntan.

Eso no es verdad y lo sabes. Sabes que tu tutor va a estar en el tribunal y vas a saber responder porque sabes de qué va el tema.

Claro, sé que él va a estar fijo pero no sé quiénes van a ser los otros y no sé que preguntas van a ser.

Toma pero eso pasa siempre. No puedes controlar las preguntas pero si piensas que no vas a saber responder al final no vas a saber responder. No te adelantes a lo que pase o pueda pasar, no saber lo que va a ocurrir ni puedes saberlo, ¿no?

Ojalá pudiera. Sé que sólo gano estrés preocupándome de lo que pueda pasar en el tribunal pero las semanas pasan y en 3 semanas tengo que hacerlo.

Eso es si te deja tu tutor.

Eso lo doy por hecho.

Igual no deberías.

¿Por qué?

Tú sabrás.

¿Cómo?

Tienes dudas de que el trabajo esté bien.

Bueno, tengo dudas de que haya plagiado. 

Por eso,  deberías preocuparte por eso y no por la defensa, igual ni llegas.

Ya me extrañaba a mí que estuvieras tan simpático conmigo. No cambiarás nunca.

Pero es verdad, ni siquiera sabes si te va a dejar que lo presentes antes del 10 y estás preocupada por la defensa. 

Pues tienes razón, voy a dejar la carrera y me encierro en casa.

Tú sí que no vas a cambiar nunca. No te anticipes a lo que pueda pasar y preocúpate de lo que pasa ahora. Sobre todo disfruta. 

2 de junio de 2016

Cruzadas



Desde hace un par de meses, utilizo las cruzadas para repasar el vocabulario de inglés con mi niña. Además de no tener sentido hacer las actividades del libro porque ya las ha hecho, una de las cosas que más me gusta de las cruzadas es que conexionas palabras. Aunque más que palabras conexionas letras de palabras entre sí, creo que es un recurso fácil para resolverlo y un tanto lioso para quien lo hace. 

Uno de los días que estábamos con el ordenador, le mandé por correo una serie de enlaces con juegos (sopas de letras, cruzadas, pictogramas...) para repasar inglés. Como vi que le gustaron los juegos de cruzadas, decidí hacerlos con el vocabulario específico de cada tema e ir complicándolos poco a poco. 

Lógicamente no es una cruzada "normal", quiero decir, no le doy las palabras directamente, sino que las palabras están en castellano y tiene que traducirlas y escribirlas. Al principio lo hacía al revés porque quería que se acostumbrara a cómo se escribía la palabra y lo que significaba, pero conforme iba aprendiendo el vocabulario el juego fue cambiando: el vocabulario no estaba ni en inglés, ni en castellano, ni en la hoja sino que las tenía yo y ella no las podía ver. 

Sin embargo, hace un par de semanas se me ocurrió variar el juego y convertirlo en una sopa de letras. Si ya era complicado hacer un crucigrama, la sopa de letras fue peor aún. Ella encontró palabras que no me había dado cuenta de que estaban y no encontró aquellas que sí sabía que estaban. Sea como sea, fue beneficioso para las dos.

Hace unos días, pensando en cómo iban a ser estas últimas semanas antes de las vacaciones, había pensado enseñarle a hacer los crucigramas, o al menos que aprendiera  a aprender de otra manera, al fin y al cabo ha aprendido el vocabulario requerido en cada tema. 

Quizá sea porque estoy acostumbrada a dar clase a más mayores que ella, o porque enseño como me gustaría que me enseñaran a mí, pero la cuestión es que siempre le doy más importancia a cómo se organizan ellos que a los contenidos en sí. De hecho, creo que la mayoría de las veces que enseño algo en las clases particulares tiene más que ver con estrategias de aprendizaje que con el contenido, o al menos eso veo yo. 

No voy a definir lo que para mí es aprender ni enseñar, pero ambos procesos son muy complejos. Cada uno aprende influido por el contexto que le rodea, por el entorno, por sus motivos y por sus intereses. Se aprende para algo y no para alguien ajeno a ti, al menos no debería ser así. 

El caso es que ayer decidí que fuera ella quien elaborara su propio crucigrama: le dicté las palabras en castellano, las tradujo y con esas palabras montó su propia cruzada. Al principio le pareció una buena idea, pero cuando vio que le sobraban palabras y que no podía incluirlas en otro sitio, le dije que hiciera otra cruzada con las palabras que le sobraban. 

No me lo dijo pero se lo pasa mejor rellenando la que yo le doy. Aunque, al igual que le pasó a ella, muchas veces me equivoco a la hora de contar bien los huecos y a la hora de realizar el crucigrama y hay errores. Reconozco que las primeras veces lo hacía sin querer y me enfadaba mucho conmigo misma cuando pasaba, pero me di cuenta que era  esencial en ciertas palabras en las que dudaba sobre cómo se escribía para que ella se diera cuenta si lo había hecho bien o no. 

Cada vez que hacía una cruzada, tardaba una hora o quizá un poco más, y lo comparaba con lo que tardaba mi niña en hacerlo me acordaba del TFG. Para mi niña es fácil rellenarlo, pero el tiempo que hay detrás es muy superior al que tarda ella en resolverlo. Exactamente lo que me pasa con el TFG, tanto tiempo invertido para resumirlo en 10 minutos...


 

27 de mayo de 2016

"¿Te puedes quedar un ratito más?"



¿Quién te dice eso?

Mi niña.

Sí, claro.

¿Acaso lo dudas?

Me sorprende.

¿Por qué?

No decías que no querías ser profesora de Primaria.

¿Cuándo he dicho eso?

Hace como unos dos años dijiste que querías ser profesora de Universidad.

Sí y lo sigo pensando, pero no sé que tiene que ver con no querer ser profesora de Primaria.

Tú sabrás, eso fue lo que dijiste.

No quería decir que no quisiese ser profesora de Primaria, me refería a que prefiero dar clase en la Universidad.

¿Y cómo puedes estar tan segura si nunca has dado una clase de Universidad?

No sé porque lo sé pero lo sé. 

Muy lógico.

Es verdad, no sé cómo explicarlo. Desde que entré en la universidad me interesaba más la docencia en la Universidad que en Primaria.

Y eso que de aquí a un mes vas a tener el título para dar clase en Primaria.

Un título es un papel mojado.

Sí, claro, cómo el dinero. 

Cachondéate de mí todo lo que quieras, pero sigo pensando que no estoy preparada para dar clase en Primaria.

En Primaria no pero en la Universidad sí, ¿no?

Tampoco. Tengo más idea de dar clase en Primaria porque tengo más experiencia como profesora pero en la Universidad no, solo fui estudiante.

Tú no sabes ni lo que quieres.

¿Y tú sí?

Quiero que me dejes en paz de una vez, que te largues y no vuelvas más.

Se puede saber por qué estás así conmigo.

Tú sabrás.

No, no lo sé por eso te lo pregunto.

No quiero que te vayas, después de estos casi 4 años te vas a ir y encima me dejas solo. Un día coges y dices "me voy", como si fuera la cosa más normal del mundo y pretendes que encima te ponga buena cara...

No pretendo que me pongas buena cara, quiero saber porqué te importa tanto que deje el blog.

Joder, serás lista para ciertas cosas pero para otras...

Si tanto te molesta que me vaya podrías ser más cariñoso y más cercano conmigo. 

Cada uno recibe lo que da. 

No creí que fuese tan importante para tí. Siempre contestando mal y de mala gana. Siempre tan soberbio y tan rancio.

¿En serio crees que no te considero alguien importante? Si no me importaras, no te habría hablado. Pero ahora eso da igual, te vas a ir, lo quiera o no.

Una cosa es que no vaya a escribir en el blog y otra es que no vengas conmigo. En ningún momento te dije que no pudieses venir conmigo.

Tampoco me lo propusiste.

¿Te quieres venir?

No.

Pase el tiempo que pase, nada ni nadie va a cambiar el tiempo que hemos pasado juntos, lo que hemos aprendido el uno del otro y, aunque quisiera que vinieses conmigo, no puedo obligarte a hacer algo que tú no quieres.

Nadie te obliga a irte.

Eso es cierto, pero en unos meses, si me cogen en el máster, voy a empezar una nueva etapa y quiero empezar desde cero.

¿Qué pasa que cada vez que empieces una nueva titulación te vas a hacer un blog nuevo?

No es solo una titulación diferente es otra etapa de mi vida.

No me has respondido.

No reniego de este blog, es más gracia a él, gracias a ti soy quien soy ahora pero eso no quita para querer empezar otro de cero. Este me trae demasiados recuerdos de una etapa que ha significado un punto de inflexión en mi vida. Y quiero que siga siendo eso. Lo que venga va a ser una consecuencia de esto, en gran parte. 

Pero no me dejes. 

Nunca te voy a dejar. Hay mucho de mi en el blog y eso no lo va a cambiar nadie. Seguiré escribiendo desde otro sitio, eso es todo. Solo cambiará el nombre.

Entonces, ¿puedo ir?

Ibas a venir quisieras o no... Aunque para eso aún queda un ratito. 






19 de mayo de 2016

Antes, durante y después

El otro día fui al colegio donde el año pasado hice las prácticas. Un compañero de la  universidad estaba haciendo las prácticas en ese centro y con la misma profesora con la que estuve el año pasado. En la misma clase y una clase de 4º de Primaria, como cuando estuve yo. 

El colegio no se ha movido desde entonces, por suerte. La clase seguía siendo la misma, al menos aparentemente, aunque había menos mesas que el año pasado, al menos esas no se usaban tanto como el año pasado. Parecía que no había pasado el tiempo. 

Pero los niños que hay ahora no son los mismos que estaban el año pasado. Ni la profesora es la misma. Ni yo soy la misma. Si pudiera volver a las prácticas del año pasado... 

Por una parte, me hubiera gustado elegir este año el mismo colegio, pero por otra, creo que lo más valioso que tiene la profesión docente es la variedad. Hay profesores que me gustan más que otros, eso está claro, pero saber lo que hacen otros es esencial para aprender a dar clase. Me puede gustar más o menos, pero aprender aprendo igual. 

Aunque no es agradable ver ciertas situaciones y no poder hacer nada. Yo puedo hacerlo de otra manera, pero no puedo hacer que otra persona actúe como actuaría en su lugar. No puedo pretender lo imposible. Y más si no sé si lo que hago está bien o no. Lo único que sé es que a mi me funciona y sé que es así porque lo hago, no solo lo intento.

Siempre que me pongo a prepararme una clase, aunque sepa lo que voy a explicar, lo vuelvo a aprender. La mayoría de las veces son conceptos que en su momento aprendí, o memoricé en el peor de los casos, y que tengo tan asumidos que ni siquiera me planteo como los aprendí. Independientemente de que me acuerde de cómo lo aprendí, necesito volver a aprender y hacer consciente el proceso que hago cuando lo aprendo. 

Necesito saber qué es lo que voy a enseñar y cómo he aprendido individualmente lo que quiero enseñar.  Enseñar no es explicar, no es definir, no es dar una receta, no es memorizar, no es repetir, no es dar unos apuntes, no es dar una solución, para mí no. 

Enseñar es mucho más que todo eso, es un proceso mucho más complicado que aprender. Y aprender no es fácil. 

Quizá sea porque estoy muy sensibilizada a notar estos procesos, que por otra parte nadie me ha explicado, al menos esplícitamente, pero creo que todo profesor lo hace siendo consciente de ello o no. 

Cuando explico algo por primera vez, habiéndolo aprendido previamente, estoy muy pendiente de lo que pasa (si lo entiende o si no, si me explico bien o si no, si los conocimientos previos que necesita saber para comprender el nuevo contenido los entiende o si no, si puede haber problemas de aprendizaje detrás de esas dudas o no, en qué parte de la explicación se ha perdido y trabajar a partir de ahí, saber los motivos por los que no entiende). Por eso, estoy constantemente haciendo preguntas cuando algo no consigo que comprenda el contenido. 

No busco que llegue a una conclusión a la que tiene que llegar, si hago eso no consigo que piense en lo que está haciendo. Se convertirá en un "robot" y no reflexionará sobre cómo lo ha hecho. De nada me sirve que sepa resolver un problema si no entiende lo que hace.  Para eso no necesita a un profesor, necesita un libro de soluciones. 

En cambio, las sucesivas veces que explico algo es mas fácil y más complejo que la primera. Más fácil porque cuento con mucha más información que al principio y más complejo porque esa información que obtengo cada vez que lo explico condiciona y modifica mi manera de entender, de aprender y de enseñar ese contenido. Tengo una perspectiva mucho más amplia del contenido en concreto y mucha más información que hacen que mi esquema mental aumente en relación a esa información: aparecen nuevos conceptos que se relacionan directa o indirectamente, nuevas conexiones, posibles causas, posibles consecuencias, etc... 

Hay veces que mis mapas mentales  cambian y no soy consciente de dichas variaciones hasta pasado un tiempo. 

30 de abril de 2016

"Algo no va bien"

Una clase de matemáticas puede ser divertida. No, no me he vuelto loca, al menos ese no es el motivo por el que lo estoy.

No es la primera vez que compañeros de la universidad me piden que les dé clases de matemáticas. Generalmente, no es porque no entiendan lo que están haciendo sino que su manera de explicar los pasos que siguen a la hora de resolver los ejercicios es diferente al que los profesores esperan.

De primeras, creo que pedir una única manera de resolver un ejercicio, la que dan los profesores (como no podía ser de otra forma), a la hora de evaluar un proceso de aprendizaje dice mucho de cómo entienden la enseñanza. De ahí se deriva tanto el trato hacia los alumnos (considerando "tontos", por decirlo suavemente, a aquellos alumnos que no se explican como ellos demandan), como su manera de evaluar, entre otros. 

Lo que más me gusta de matemáticas es que no hay un único camino para resolver un ejercicio ni mucho menos hay unas estrategias puras que expliquen cómo resolverlos. La manera en la que soluciono yo un ejercicio (A) puede ser diferente al tuyo (B) y ambos llegar a la misma conclusión, es decir, por medio de diferentes estrategias se llega a una misma conclusión.

Tanto en el caso A como en el caso B es proceso es diferente: se partes de unos mismos datos,d e una misma información, pero la manera de procesar, de decodificar, de organizar y de plantear el ejercicio son diferentes, es necesario que sean diferentes. Es lo que hace que las matemáticas sean como son, al menos tal y como las entiendo yo el hecho de que cada uno lo resuelva a su manera las hace flexible y fomenta que aprendas explícitamente aquellas estrategias que utilizamos.

El otro día, dando clases de matemáticas a un niño de 5º, teníamos que hacer una serie de ejercicios que no tenía hechos directamente. Siempre le digo que lo intente hacer y si hay algo que no entienda que me lo pregunte. Mi sorpresa fue que el profesor le tiene dicho que "si no sabes hacer un ejercicio ni lo intentes porque es mejor no hacerlo que tenerlo mal". Me quedé a cuadros cuando lo escuché. Lo peor no es el comentario, que en sí no tiene desperdicio, sino la manera en la que ese profesor entiende una clase de matemáticas y la actitud que, como consecuencia,  sus alumnos tienen ante este tipo de situaciones. 

Hace un par de meses, practicando con un compañero los ejercicios-tipo que tendría que resolver en el próximo examen de matemáticas, me di cuenta de dos cosas: mi manera de entender una clase de matemáticas es muy diferente a cómo lo entienden los profesores que "evalúan" a mi compañero y en función de cómo evalúe un profesor, mejor dicho qué evalúe, la actitud de los alumnos se ve afectada.

Desde que empecé a darle clases, casi 3 años, hay algo que no ha cambiado y no es el alumno. La manera de evaluar esa asignatura es la misma: da igual desde donde comience cada uno, lo que importa es que todos lleguen a un mismo punto por un único camino repetido hasta la saciedad para asegurarse de que saben  resolver esos ejercicios, que por cierto son los mismos desde que hice yo la asignatura hace 3 años. Por no cambiar, no cambian ni los ejercicios, el examen sí, cada vez es diferente, no vaya ser que los alumnos sepan aplicar lo que saben. 

Lo que más me molesta de todo es que ni siquiera les interese el proceso de aprendizaje de cada uno de sus alumnos. No tiene sentido poner un único límite, al final del "proceso" como no podía ser de otra forma. Eso no es aprender, eso no es un proceso, con eso te cargas el proceso. Ni siquiera se plantean de dónde parten los alumnos, si es problema suyo que el índice de alumnos de la asignatura sea ligeramente alto. Quiero pensar que no es cuestión de dinero, pero no puedo. No porque yo he visto todo lo que ha aprendido mientras estaba haciendo los ejercicios, cuáles eran sus dudas y cómo razonaba lo que estaba haciendo en cada momento. 

Recuerdo un día que le pedí que me explicara un ejercicio y cuando terminó se lo expliqué yo. Tan válido era lo suyo como lo mío, pero el hecho de que yo hubiera aprobado la asignatura hacía que él interpretara que mi explicación era la "buena" y la suya la "mala". Ahí me di cuenta de que algo no va bien si se crean este tipo de expectativas en los alumnos. No era la primera vez que suspendía matemáticas, nunca le han gustado y gran parte es debido a los profesores que ha tenido a lo largo de los años.

Está contextualizado en una clase de matemáticas pero puede ocurrir en cualquiera. 

En PDD, vimos un vídeo sobre Piaget, creo recordar, en el que podía verse a varios niños de diferentes edades resolver un mismo problema: ordenar una serie de barras de mayor a menor. Cada uno de ellos lo hizo de manera diferente. Al principio de la asignatura hicimos un dibujo de lo que para cada uno de nosotros significaba el desarrollo y al terminar la asignatura hicimos otro. Mi último dibujo fue este:



En mi opinión, no entender el aprendizaje como un proceso vivo en el que participan activamente tanto el profesor como el alumno y que AMBOS se benefician de dicho aprendizaje es un gran error a la hora de dar sentido a lo que hago como profesora. La evaluación no solo repercute en el alumno sino también en el profesor. 

Si de entrada se considera que el profesor es el que sabe y el alumno no, no se tiene en cuenta el proceso de desarrollo del aprendizaje, independientemente del área o nivel educativo. 





22 de abril de 2016

Implicación

Me siento más  cómoda  escribiendo  que hablando,  sobre todo en ciertas situaciones.  El hecho  de no hablar en un contexto en el que debía  hacerlo,  o se espera que lo haga,  puede interpretarse de los maneras: soy tímida  y no me implico lo suficiente en lo que debería  hacer  en ese momento.

No es la primera vez que me lo dicen,  ni será  la última,  y aunque gran parte de culpa lo tiene mi miedo a hablar en público,  es curioso que no siempre me pasa.

Cuando estoy en las clases particulares o cuando he dado clases en el colegio,  me siento mucho más  libre a la hora de hablar que cuando no tengo ese rol,  en las clases  de la universidad y en las reuniones del departamento.

Desde hace tiempo,  creo que no estoy cumpliendo con mi rol dentro de las reuniones del departamento,  en cuanto a representar a los alumnos de la universidad.

Considero que observo mucho más  de lo que hablo en dichas reuniones,  sobre todo condicionado por dos cuestiones principales: el motivo por el que quise estar en esas reuniones era porque creo que un aspecto fundamental de la docencia es la relación  con los compañeros,  es decir,  un profesor no solo existe dentro de un aula sino que gran parte de su labor implica un alto grado de relaciones interpersonales que no siempre se tienen en  cuenta (al menos me da la sensación  de que no se trabaja y aprovecha lo suficiente esta faceta) y últimamente con el TFG focalizo más  mi atención  en este tipo de reuniones  en el tipo de relaciones que se establecen entre los propios profesores,  en función de lo que cada uno considere.

El propósito de este post no es justificarme de porqué  no hablo o dejo de hablar en las reuniones sino que el hecho de no hablar no significa que no este implicada en lo que ocurre dentro del departamento.  Aunque sí  que es podía  haber participado más  activamente en él.


14 de abril de 2016

Es que los profesores...

El martes, cuando estaba dando clases particulares, tuve una conversación muy interesante con mi niña. Era curioso porque no era la primera vez que se quejaba de un profesor por la manera en la que trataba a los alumnos, pero no fue eso lo que me llamó la atención.

Los primeros minutos de la clase son más relajados y menos académicos, lo que nos permite cierto margen para comenzar por donde deseemos en función de lo que queramos hacer ese día. Las clases suelen estar orientadas por los deberes que tenga o los exámenes próximos. 

Pero el martes fue diferente. El estado de ánimo de mi niña era distinto y buscaba tranquilizarse. Por lo que entendí estaba enfadada con su nuevo profesor de plástica (debe ser que el otro profesor está de baja hasta final de curso) porque cuando le preguntaba una duda les contestaba "borde" y había sido "seco" tanto con ella como con su mejor amiga.

Al principio de la conversación el enfado estaba focalizado en ese profesor, pero conforme pasaron los minutos, el enfado fue expandiéndose hacia otros profesores. 

Lo que me llamó la atención es que le daba más importancia al hecho de que ese profesor no se comportase como debería, al comportamiento de los alumnos en ese caso. 

Nunca he estado en una clase de instituto o de universidad, al menos desde una perspectiva intermedia entre profesora-alumna ni mucho menos de profesora. 

Una de las preguntas que más gracia me hizo de mi niña fue que si cuando estaba en el instituto las clases eran así. Intuyo que se refería tanto  los profesores como a los alumnos, aunque no explicitara el comportamiento de los alumnos. Esa pregunta me recordó a lo que me llevan diciendo todos los años desde que empecé el instituto, incluso en la universidad: "Sois la peor clase que he tenido nunca". 

Me encuentro relativamente cómoda en la perspectiva intermedia porque no me considero profesora pero sí me considero alumna. Creo que para ser profesora se necesita ver la clase, la asignatura, a los alumnos y a mí misma desde cierta perspectiva, necesitas objetivar y observar lo que sucede desde una posición que te permita diferenciarte de lo que está ocurriendo, incluso de ti misma. 

Esto es fácil, o al menos asequible, pero cuando tienen 25 alumnos o casi 100, es muy difícil poder tener en cuenta estos aspectos. Al menos tienes que estar muy sensibilizada y acostumbrada a notarlo y a gestionarlo.  


6 de abril de 2016

A esta lo que la pasa es que está en la edad del pavo.Pues no va y me dice que no quiere dejar el blog, que igual sigue escribiendo aquí. ¿Qué se piensa que soy? ¿Un pañuelo de usar y tirar ? ¿Se cree que puede irse y venirse cuando le dé la gana o qué?

"¿No estabas tan enfadado porque te iba a dejar solo? Te quejas de vicio" me dice la tía. Tendrá morro. 

O sea, la señorita puede venir y desahogarse todo lo que ella quiera y si no le gusta lo que está escribiendo o lo que ha escrito lo borra y se pira y luego me hecha la bronca porque me quejo de vicio. ¿EN SERIO?

Ya estoy harta de la niñata esta que no hace más que quejarse porque no está contenta con nada de lo que hace y luego se las da de que sabe de todo. Parece una mosquita muerta pero es demasiado lista para lo que quiere. Mira como hay temas de los que no habla porque, otra cosa no, pero de ciertos temas estoy hasta las narices. Últimamente sólo habla de las prácticas y de cómo se ve como profesora. Y lo tranquilos que se han quedado los niños ¿qué? De eso no habla, sólo habla de lo que la interesa y la conviene. 

Pues que la quede bien clarito que esa a partir de junio ya puede estar preparándose el ordenador, el móvil o desde donde quiera que escriba aquí porque no le voy a dejar publicar nada. 

¡QUÉ GANAS TENGO DE PERDERLA DE VISTA!

No sé que ve PD en ella, si es repelente, irreverente y una creída. 

5 de abril de 2016

Feedback positivo




Estas últimas semanas han sido muy intensas a nivel profesional, no sólo porque he tenido la oportunidad de dar clase en el colegio, sino porque tanto mi tutora del colegio como los niños me han dicho lo que piensan de mi como profesora.

Ser muy autocrítica conmigo misma tiene sus ventajas y una de ellas es que soy consciente cuando estoy haciendo algo que considero que no está bien. Lo importante no es darse cuenta, además tienes que saber gestionar ese momento.

Hace tres semanas, dando las dos primeras sesiones de mi propuesta didáctica, justamente no supe gestionar, anticiparme a lo que podía ocurrir en la clase. Parece paradójico porque estuve semanas pensando y organizando las actividades para que salieran bien, o al menos que nos diera tiempo para hacer lo que tenía planeado. 

Pero no fue así, el principal problema fue el tiempo, en concreto la falta de tiempo. Era con un problema que contaba desde un principio porque los contenidos estaban muy condensados en apenas tres sesiones de 45 minutos (que reales son muchos menos).

El segundo problema fue no tener en cuenta la manera es la que los alumnos estaban acostumbrados a aprender y a realizar los ejercicios. Esto fue lo que más me molestó porque fue uno de los pilares en los que me basé a la hora de planificar las actividades. Es decir, cómo trabajar los contenidos del libro de texto sin utilizar el libro de texto.

Precisamente eso, el hecho de estar acostumbrados a utilizar el libro de texto como material indispensable a la hora de aprender, hizo que ellos mismos considerasen que mis actividades eran juegos y no deberes. Algo que por otra parte me parece muy productivo para ellos porque aprendieron sin ser conscientes de que estaban aprendiendo, o al menos consideraban que mientras jugaban no estaban aprendiendo. 

Era consciente de lo que quería conseguir,: quería que dedujeran las reglas a partir de unas palabras por medio de una actividad que apenas tenía indicaciones por mi parte, al menos la primera vez que la hice, y que fuesen cada grupo los que se gestionaran y "descubrieran" las reglas de cada letra. 

Esta primera sesión fue la peor y la mejor a la vez: la peor porque no realicé una buena explicación de lo que debían hacer (estaba más pendiente del tiempo) y eso produjo que los alumnos no sabían lo que tenían que hacer. Supongo que angustiada por el poco tiempo que faltaba de clase, lo que hice inicialmente fue decirles partes del ejercicio. Por suerte, como no dio tiempo, estuve en el recreo modificando la actividad, realizando materiales que les pudieran servir a la hora de realizar la actividad. 

Me enfadé conmigo misma por no haber sido capaz de adelantarme a lo que podía ocurrir, cosa que pensaba que ya había hecho anteriormente. Parte de ese enfado se lo transmití a los alumnos, algo que por otro lado no debía de haber hecho.

En cambio, fue una buena sesión porque, aunque me costó, creo que fui capaz de controlar la actividad y que todos entendiesen lo que debían hacer. La segunda vez que presenté la actividad fue mucho mejor porque tanto mi explicación como los materiales de los que disponían los alumnos eran diferentes a los de la primera sesión. 

Lo importante no fue solo darme cuenta de que algo estaba yendo mal, sino ser capaz de controlar la situación y tener la capacidad de reorientar la actividad  teniendo en cuenta los aspectos con los que antes no contaba.

Por mucho que he intentado anticiparme a los problemas que pudieran tener los alumnos, realmente te das cuenta de si tu propuesta vale o no es cuando la llevas a cabo. Hay cuestiones que no vas a poder controlar porque no dependen directamente de ti pero sí que puedes aprender a gestionarlas y a controlarte a ti en relación a eso, es decir, aprender a dar clase se basa en eso, en el hecho de ser consciente de que no puedes controlar todo ni a todos pero sí que puedes influir en cada uno tus alumnos, positiva o negativamente, y que ellos también influyen en tu manera de dar clase, de relacionarte con ellos, de hablar sobre cuestiones que pueden o no tener relación con la asignatura, aparentemente.

Siempre que doy clases no me gusta depender de un libro de texto, al menos de uno solo, me gusta disponer de un abanico de posibilidades y a partir de ahí trabajar con diferentes recursos e ir modificándolos en función de los objetivos que pretenda conseguir. 


21 de marzo de 2016

El orden de los factores no altera el producto

Debería estar estudiando inglés pero el primer día después de vacaciones siempre es el peor. Vacaciones vacaciones no han sido, pero estos 3 días me sirvieron para descansar y dejar de lado temas que, aunque siguen pendientes, necesitan reposar. En realidad, la que necesitaba reposar era yo, estaba demasiado "centrada" en todos los asuntos y, por consiguiente, en ninguno a la vez. 

En estas vacaciones exprés, me di cuenta de que hacía mucho tiempo que no escribía en el blog, al menos no de la manera que solía escribir antes. Los motivos por los que escribo son diferentes en relación a los de hace un, dos o tres años (hace cuatro años ni se me pasaba por la cabeza escribir). Lo cierto es que si al principio escribía sobre temas que tenían que ver intrínsecamente con la universidad, conforme pasó el tiempo los temas fueron cambiando y como consecuencia los motivos también.

Hace mucho tiempo que no escribo porque quiera escribir, sino más bien porque me obligo a mí misma a escribir. Es decir, lo que antes me salía de forma natural, tengo la sensación de que últimamente no lo hago y si lo hago no escribo igual. En sí no es algo malo, o al menos no tanto como si no soy consciente de ello. 

Entonces ¿cómo puedo gestionar eso? ¿Tengo que obligarme a escribir? ¿Debo darme tiempo para volver a querer escribir? ¿Qué significa "querer escribir"? ¿Para qué escribo? ¿Para quién? ¿Escribo porque quiero escribir o porque tengo cierta obligación para quien lee mis post? ¿Alguien lee mis post?

Al principio me daba igual quien estuviera leyendo mis post, de hecho pensé que nadie salvo mi profesor los leía. De hecho ni me cuestionaba que este blog es un espacio abierto en el que todo el que quiera puede leerme. El blog surgió en un contexto universitario, en concreto en una asignatura de la carrera. Pero no terminaron al mismo tiempo, quiero decir, mientras que la asignatura de PDD terminó hace 4 años, al menos las clases presenciales y la asignatura en sí, el blog siguió y va a seguir, no de la misma manera que al principio. 

El hecho de que yo deje o continúe escribiendo en él, no implica que se acabe o no. Hay mucho de mí en él y pro muchos post que borre o modifique eso no va a cambiar el blog. Lo que para mí implica el blog es mucho más que un espacio donde escribir y reflexionar, sino algo más trascendental en mi formación profesional y personal durante estos años de carrera.

El post no iba a ir sobre esto, pero bueno. Escrito queda.

Las prácticas es sin duda uno de los mejores momentos que te ofrece la carrera. Está bien que la carrera te diga cómo puede ser una realidad en una clase, pero hasta que no estás en una no sabes lo que es. 

Tengo experiencia como estudiante en 4 niveles educativos diferentes y cada uno, pese a ser consecutivos, son muy dispares. A nivel organizacional tengo experiencia como ayudante en 3 de ellos y en unos meses espero tenerla en la que me queda. 

De Infantil no me acuerdo mucho:  salvo alguna caída y golpe en la cabeza, no recuerdo gran cosa. De Primaria recuerdo el día que me enseñaron a multiplicar, cuando cantábamos en inglés (el profesor de inglés también era profesor de música y venía siempre a clase con el piano) y demás anécdotas que me guardo por vergüenza. De la ESO prefiero no acordarme. Y de la Universidad una de las mejores etapas de mi vida, junto con Primaria. 

A nivel profesional, no sé cómo funciona la Educación Infantil (algo que llego a comprender cuando a los profesores se les llena la boca diciendo que los años anteriores a los 6 años pueden ser condicionantes e influyentes en las siguientes edades), sé más o menos cómo funciona Primaria (si las leyes educativas no cambiases cada vez que los políticos quieren sabría más al respecto) y de la Universidad, después de 4 años yendo a las reuniones del Departamento, sé que no tiene nada que ver con las etapas anteriores. 

Sé que me he quejado muchas veces sobre el tema, pero aún así no voy a dejar de quejarme. La mayoría de las asignaturas de la carrera priorizan los contenidos conceptuales a los procedimentales y actitudinales. Por ejemplo, si no sabes dividir es porque no sabes ni multiplicar ni restar, ambas consecuencia de no saber sumar.

Después de varios años de carrera  y de mi experiencia como estudiante, he llegado a la conclusión de que hay ciertos profesores que consideran que los niños son los que no entienden. No es que esos mismos profesores no sean capaces de explicarse de otra manera o de hacerles entender a los niños los contenidos. Esta premisa es consecuencia de una perspectiva  centrada en la figura del profesor, es decir, el profesor es el que sabe y los alumnos no, de modo que aquellos alumnos que no entienden las explicaciones es porque no se adaptan a las explicaciones del profesor. Eso implica, en una situación real actual, que una media de 30 alumnos por aula deben adaptarse a lo que una persona diga. No voy a comentar al respecto.

Este post no iba por esto tampoco.

Sólo me quedan 3 días de colegio, dos meses pasan volando. Guardo muchas anécdotas de este tiempo, pero una es especial. Estaba ayudando a un niño a realizar cambios de unidades de medida cuando me di cuenta que al colocar los datos de una resta iba a colocar en el minuendo el menor y en el sustraendo el mayor. Por ese motivo, le dije que arriba iba el grande y abajo el pequeño, a lo que el chico me respondió "El orden de los factores no altera el producto". No me esperaba para nada esa contestación, muy bien argumentada por otra parte si hubiese sido una suma. Cuando le hice entender que solo ocurría en las sumas y las multiplicaciones, se quedó pensativo durante un rato y después me dijo "Tienes razón".

Ese tipo de razonamientos que salen de forma tan natural no se priorizan tanto como deberían, al menos desde mi punto de vista. Darles espacios para asimilar lo aprendido y que ellos mismos sean capaces de construir, organizar y reestructurar su conocimiento es esencial para el aprendizaje, al menos tal y como entiendo yo el aprendizaje. Ver en los errores una oportunidad para aprender y no verlo como un fracaso. No es malo equivocarse, algo normal cuando se está aprendiendo, lo malo es no incorporarlo al proceso de aprendizaje.