26 de octubre de 2015

Nebulosa


No recuerdo cuando las di en el instituto, no sé si fue en la ESO o en Bachillerato. No recuerdo lo que eran, si eran buenas o eran malas. Lo que recuerdo es que me parecían preciosas y me lo siguen pareciendo. En la imagen se ve una pequeña parte de mi nebulosa favorita, "La nebulosa del águila".

Últimamente tengo una facilidad de llevarme la contraria asombrosa. No me refiero a las conversaciones que mantengo con el blog, que son curiosas cuanto menos, sino en mi día a día. Desde hace semanas, quiero empezar a redactar los diarios reflexivos que tengo que presentar antes de que acabe el año, pero por alguna extraña razón siempre que me dispongo a hacerlo, se me ocurre otra cosa que hacer.

No es porque no quiera hacerlo, porque verdaderamente considero relevante e importante esas asignaturas para mi formación profesional, al menos me ayudan a ver la docencia desde otro punto de vista diferente al del alumno, algo que por otra parte se debería trabajar en el resto de asignaturas de la carrera. Pero aún pudiendo, no lo hago.

Tampoco es por falta de tiempo, me sobra tiempo aparentemente para hacerlo, pero se me ocurren muchas cosas que hacer antes de ponerme a escribir. 

Ni siquiera es porque no se me ocurran argumentos ni tenga ganas de escribir. 

El problema es que van pasando las semanas y los diarios siguen vacíos, bueno alguno está empezado pero apenas 4 hojas. 

La facilidad que tenía en primero y en segundo de carrera de hacer los diarios de aprendizaje han desaparecido, al menos no son tan fáciles. La temática y la manera en la que se plantean los diarios de aprendizaje son muy diferentes: unos abiertos y voluntarios y otros cerrados y obligatorios. 

Pero ahora es diferente, ahora soy diferente y soy mucho más restrictiva y selectiva con la manera que tengo de enfocar los diarios de aprendizaje. Me gusta hacerlos, me gusta reflexionar sobre lo que hacemos en clase, pero creo que soy un poco escéptica en ciertos temas y eso me impide escribir. Los profesores me aseguran que se puede conseguir pero yo no lo veo tan claro que se pueda hacer. 

No tiene sentido mi postura porque el hecho de que no lo haya experimentado o vivido no quiere decir que no sea real, pero aún así sigo dudando.Puede parecer una tontería pero hay metodologías que en papel quedan muy bonitas pero cuando se llevan a la práctica no son tan buenas. O puede que a un profesor le funcione y a otro no, aún siendo la misma metodología. 

Personalmente, creo que hay muchas más variables, a parte de una metodología u otra, que influyen en un aula: la diversidad del alumnado, la diversidad de las familias, la diversidad del profesorado, el centro educativo, la participación e implicación de todos los miembros del centro educativo, la formación de docentes y familias, el entorno donde se sitúa el centro, etc... 

Por llevarme la contraria, soy capaz de hacer cualquier cosa.

  

20 de octubre de 2015

¿Quién es el raro?

¿Y esa cara?

La que tengo...

Hija, ni que te hubiese dicho algo malo.

No sé si quiero saber por qué dices eso.

Es que como se te ve tan rara. 

¿A qué te refieres con rara?

No sé, tan..., tan...

Tan...

... sonriente.

¿Desde cuándo eso es raro?

Mejor no contesto.

Llevo así un rato, desde que salí de la clase con mi niña.

¿Qué ha pasado? ¿Se ha caído o algo?

¿Cómo me va a resultar gracioso que se caiga?

No es la primera vez que te ríes cuando alguien se cae.

Ni será la última. Pero cuando alguien se cae, estoy un tiempo riéndome de la caída pero esta vez estoy sonriendo.

Entonces, ¿qué ha pasado?

Normalmente, voy a las clases con una coleta y el flequillo recogido porque me pesa mucho el pelo y me resulta más cómodo. Pero hoy tuve las fotos de la orla e iba con el pelo suelto y el flequillo. 

Al principio de la clase mi niña tenía una coleta y el flequillo recogido, pero al final terminó con el pelo suelto y el flequillo.

¿Y..?

Y... ¿qué?

Ah que por eso tienes esa cara.

¿Por qué creías que era?

Yo que sé, pero vamos que eso no tiene nada de importante para que te pongas así.

Los pequeños detalles marcan la diferencia.

Puede que para ti no sea importante pero para mi sí.

No hace falta que lo jures. Te fijas en unas cosas más raras.

A ver si el raro vas a ser tú.


Un problema de fracciones



Lo más difícil de dar clases es que te comprendan. Dar clases no es explicar conocimientos. Al menos para mi es mucho más, es un proceso mucho más complejo en el que la transferencia de conocimiento se puede realizar de diferentes maneras. 

Un profesor no solo tiene que saber el conocimiento específico de cada área, sino que debe ser capaz desmenuzarlo y adapatarlo al nivel de la otra persona. No es lo mismo explicárselo a un niño que a un adulto, ni a un niño que a otro, aunque aparentemente se encuentren en el mismo momento evolutivo (edad, desarrollo intelectual, desarrollo cognitivo). Cada uno tiene una manera de enseñar y aprender diferente.

Este post surge de una frustración inicialmente profesional de una situación que se repite más veces de las que desearía, pero que por otro lado me ofrece la oportunidad de afrontar la misma situación de distintas maneras. 

Dando clases a un compañero de la universidad de matemáticas, hay un ejercicio que sale todos los años (literalmente porque no cambian ni los datos del problema) y que no he sido capaz de que entienda el razonamiento del problema. 

Los argumentos que tiene él sobre mí son del tipo "Como a ti se te dan bien las matemáticas, esto es muy fácil" y "No me gustan las matemáticas y se me dan mal". Aunque sigue diciéndome esas frases,  no es el mismo. Si le hiciera una foto a los conocimientos que tenía hace unos meses y  los que tiene ahora, hay diferencias importantes. 

Salvo en el tema de las fracciones que empieza a desquiciarme, sobre todo porque está aprendiendo lo que tiene que hacer para resolver ese ejercicio en concreto pero no es capaz de realizar otro problema con  diferentes números.

En mi opinión no se aprende si no se cambia y ese cambio debe ser del que aprende. Por ejemplo, hace unas semanas estaba mi niña haciendo deberes de música y tenía que escribir las notas musicales debajo del pentagrama. Mi nivel de música deja mucho que desear, pero hay ciertos conocimientos que tras los años no han desaparecido y uno de ellos es de hace 11 años. Tengo la manía de no dar la respuesta cuando me preguntan e intento orientar para que el que me pregunte obtenga la respuesta. Además, si lo "descubres" entiendes el proceso.

El caso es que estuve buscando información en internet sobre cómo enseñar fracciones y cuando lo estaba haciendo me he dado cuenta que no estaba siendo coherente con el planteamiento de enseñanza-aprendizaje que tengo. Cuando doy clases me gusta tener claro lo quiero hacer, pero no me gusta depender de una guía estructurada de lo que hago porque muchas veces (por no decir nunca) no lo cumplo. 

Por mucho que te plantear y organizas una sesión, hay cuestiones que no van a depender de ti y es algo que es preciso saber gestionar pero que no es fácil. No digo con esto que no me prepare las clases, lo que quiero decir es que no es bueno, al menos en mi experiencia, tener estructuradas las clases con los contenidos que quieres dar. 

De hecho en 32 minutos tengo una sesión de 2 horas en las que quiero trabajar contenidos de inglés de 1º de ESO y después tengo otra sesión sobre actividades de fracciones. Intento leer mucho sobre diferentes metodologías que me puedan ayudar para explicar y organizar mi propio conocimiento, los recursos didácticos que puedo emplear en las clases, sin olvidarme nunca de cada caso, y lo más importante que es el ser capaz de permanecer activa durante la sesión y todo los procesos que tienen lugar en la clase y que me ayudan a saber cómo debo secuenciar la explicación. 

Es complicado tener en cuenta todo cuando estoy en las sesiones (el tiempo pasa más rápido de lo que espero inicialmente) y es después cuando me doy cuenta de los detalles. Al principio no era consciente de todo lo que pasaba. 

Soy muy insistente a la hora de saber si se comprende o no lo que explico. Y es algo que es fácil de saber y notar: poner otro ejercicio parecido, variar su complejidad, hacer que te lo expliquen. 

El problema está en el proceso y no en el resultado. 

4 de octubre de 2015

¿Quién manda?

Ya no me preguntas nada. ¿Te pasa algo?

No quise molestarte.

Te preocupas mucho por mí últimamente.

Hace poco hizo 3 años que escribes aquí y el roce hace el cariño.

Tanto roce...

¿No te acordabas de eso?

¿De qué?

Que llevas escribiendo 3 años. 

Si te digo la verdad, siento que estoy en primero de carrera. Se me ha pasado el tiempo demasiado rápido. En 3 meses dejaré de ir a universidad, al menos no tendré que ir todas las semanas y se me va a hacer muy raro. 

Pero, ¿no era lo que querías?

¿El qué?

Estás espesita hoy...

O te explicas muy mal tú... ¡¡Ya vuelves a ser tú!!

Decías que tenías ganas de empezar el máster o no sé qué.

Hay días que sí y días que no. Por una parte quiero terminar la carrera y empezar a ver la docencia desde otro punto de vista, más pedagógico y reflexivo del que he ido adquiriendo a lo largo de la carrera y que me ayude a construir, o mejor dicho reconstruirme profesional y personalmente. Pero por otra, sé que voy a echar de menos ver a mis creativos todos los días. Sé que voy a seguir viéndoles y en contacto pero no va a ser lo mismo.

Vale, vale. De eso ya hablaste hace tiempo. 

Si fuiste tú quien preguntaste.

Pero no quería que hablases de eso.

Entonces...

¿Sabes que llevas 3 años escribiendo aquí?

¿Es una pregunta trampa? 

¿Lo sabes o no?

Claro que lo sé, pero me había dado cuenta. Los años anteriores no le había dado importancia.

Porque no estaba yo.

Sí que estabas, pero no hablabas, al menos no explícitamente.

Entonces, ¿qué? ¿No tienes nada que decir?

Hace unas semanas estuve un par de días con mi primo en casa y no paraba de perseguirme diciendo "¿A qué jugamos?" y siempre le respondía "¿A qué quieres jugar?". 

¿Qué tiene que ver eso con lo que estoy preguntando?

Dime qué es lo que quieres que te conteste.

Si no te has acordado en 3 años, no te va a importar cuando ya no estés. 

No entiendo lo que me quieres decir. No tiene sentido esa deducción. El hecho de que no considere importante cuando comencé a escribir aquí, no quiere decir que no sea importante para mí. 

¿No te acuerdas de tu cumpleaños o de los años que tienes?

Sí,  ¿y?

Pues ya está.

No te sigo.

No te acuerdas cuando creaste el blog, ni cuando comenzaste a escribir. Solo del motivo por el que decidiste hacerlo y te recuerdo que no fue por voluntad propia sino por imposición.

Recuerdas muy mal. No fue imposición ni obligación tener un blog en PDD, lo hice porque quise y porque me apetecía.

Ah claro si no te lo hubiesen propuesto, lo habrías hecho ¿no?

No lo habría hecho pero porque no tenía un motivo por el que hacerlo ni para continuar con él. De hecho no solo escribía sobre la asignatura  en sí, sino de otras asignaturas y temas que consideraba importantes.  

¿Te quedaste para contar tus mierdas que a nadie le importan?

¿En  serio piensas que he seguido escribiendo aquí para hablar de mis mierdas? 

Sí, no haces más que contar cosas tuyas que a nadie le importa.

Tienes razón, a nadie le importa lo que sienta o deje de sentir, mis experiencias y mis sentimientos en cierto momento. Creo que ese límite lo he sobrepasado varias veces, sobre todo en los últimos meses. Pero también creo que es difícil objetivar o dejar a un lado lo que siento para ponerme a escribir. Aún siendo objetivo se es subjetivo porque siempre se analiza, cuestiona y reflexiona algo desde un punto de vista.

Controlar la manera en la que te expresas y relacionas objetivando como te sientes es algo súmamente complicado. Incluso cuando no te expresas te estás expresando o estando en un sitio sin estar y no estando, estás.

En resumen, que vas a seguir contando tus mierdas.

Si lo que quieres saber es si voy a seguir escribiendo, la respuesta es "sí". 

Si lo que quieres saber es si voy a seguir escribiendo como lo he estado haciendo hasta ahora, la respuesta es "puede que sí o puede que no".

Pero no lo escribas y luego lo borres.

No entiendo por qué te molesta tanto que haga eso.

Es que es mucho más fácil no escribirlo directamente.

Te guste o no, voy a seguir haciendo lo que me dé la gana.

Es la que manda.