25 de mayo de 2015

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Tenía 14 años cuando comenzó y 15 cuando terminó. Los motivos por los que decidió no reconocer el problema era sencillo y sorprendentemente complejo. Nunca quiso hablar sobre ello, de hecho no lo ha hecho, no lo está haciendo y no lo hará.

Cuando comenzó la historia, hacía poco que se había mudado a un pueblo, algo que no le gustaba en un principio, pero que sus padres hicieron para que tuviera una adolescencia mejor, o al menos eso pensaban.

Durante los primeros meses, en el colegio, todo parecía normal y hasta el día que terminó no se consideraba que tuviera ningún problema. Ni siquiera se pensaba en esa posibilidad de que estuviera pasándola nada, no había cambiado su actitud, ni su comportamiento. Hacía una vida normal.

Nunca pensó que el dinero fuera importante, por eso no le importaba dárselo. Inicialmente, ella pensaba que solo ganaba ella pero conforme pasaban los días y aumentaba la demanda económica se fue dando cuenta de que esa relación no iba a ninguna parte, salvo a que la otra persona se beneficiase.

Pese a saberlo, no quiso decirlo...

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