14 de junio de 2014

Reuniones del Departamento

En unas de las últimas clases de PDD, se nos informó de la posibilidad de participar "activamente" en el Departamento de Ciencias de la Educación, que estaba naciendo en esos meses, como representantes de los alumnos tanto de la Facultad de Magisterio como de CCAFYDE.

La propuesta me pareció interesante y decidí apuntarme junto con un compañero. Si bien es cierto que no me planteé demasiado de qué me iba a servir estar ahí, con el paso del tiempo, además de comprender, o ir comprendiendo, todas esas palabras extrañas que no sabía ni lo que significaban, considero que no fue una mala elección. De haber sido mala, o haber interpretado que así lo era, no hubiera seguido yendo a las reuniones, y quizá tampoco me hubiera implicado tanto en la universidad como me he ido implicando a raíz de comenzar en el Departamento.

Reconozco que en algunas reuniones, sobre todo en las primeras cuando apenas conseguía entender un cuarto de las palabras que decían, el aburrimiento o incluso el cansancio podía conmigo y un solo café no era suficiente para mantenerme despierta, o al menos pendiente de lo que estaban diciendo, pese a no enterarme mucho. 

Aunque en un principio no me enteraba de lo que querían decir, paulatinamente fui comprendiendo la importancia que tienen las reuniones, no sólo porque vieras a profesores que nunca te hubieras imaginado en el mismo sitio o trabajando juntos o porque conozca a profesores sin saber qué asignatura dan, sino por el hecho de saber las reuniones existen y no es una simple excusa que ponen los profesores para justificar su estrés. 

Me explico, quizá en Primaria y mucho menos en Infantil, como estudiantes no nos damos cuenta de la importancia que tiene que los alumnos participen en el colegio, no solo en actividades extraescolares, sino también en mejorar el centro, además de la participación y la relevancia que tienen en esos primeros años escolares los padres. Desgraciadamente, el voto que tienen los padres en los centros escolares va a desaparecer (espero que por poco tiempo) por un personaje muy peculiar que "hace lo mejor para la educación".

En la siguiente etapa educativa, Secundaria y Bachillerato, el tiempo corre en contra de los alumnos ya que en muchas ocasiones prima el hecho de que los estudiantes deben llegar a un cierto nivel o saber ciertos conocimientos sobre la manera en la que se imparten. Personalmente, considero que si primara lo segundo frente a lo primero, se solventaría el problema. 

Mientras que en Primaria todos los estudiantes están deseando ser delegados, en Secundaria, sobre todo en la segunda mitad, no están tan deseosos de serlo. La edad es un condicionante, no lo dudo, pero, y quizá sea un prejuicio fruto de mi experiencia, los profesores y la forma en la que los estudiantes interpretan que son los profesores (forma de ser, de actuar, de dar clase) es muy diferente a la de Primaria.

Esto lo pude comprobar en las prácticas que realicé en el colegio y en mi propia experiencia como estudiante. Mientras a los de 4º de Primaria se les hablaba de una manera dulce y comprensiva, a los de 6º se les empieza a considerar como pseudoadultos. Es cierto que el comportamientos a esas edades es totalmente distinto pero personalmente no creo que sea motivo suficiente como para tratarles de diferente manera. 

Estas distinciones las comencé a pensar o elaborar porque en mi periodo de prácticas había un claustro de profesores y le pregunté al director del colegio si podía asistir, a lo que me respondió que sí. No era una reunión importante sino que era para concretar la fiesta de Navidad que iban a celebrar el último día. Lo bueno de la experiencia es que me sirvió para establecer las diferencias que había, o que podían haber, entre un centro educativo y otro, es decir, entre Primaria y Universidad. 

La diferencia que más me llamó la atención fue la figura del director porque son muy distintos al igual que sus personalidades. Mientras que cuando A habla los demás también habla y tiene que repetir lo mismo varias veces, cuando B habla y pese a que los otros también hablan llega un momento en que solo se oye a B. No creo que sea una cuestión de cantidad ya que en ambos casos hay el mismo número de profesores. Tampoco considero en ninguno de los dos casos que hablar mientras el director habla sea malo porque salen cuestiones que no salieran si únicamente hablara el director. 

Un aspecto relevante en el colegio que no vi en la Universidad, es el hecho de que todos los profesores del colegio tenía una plantilla en la que se concretaban la fecha de las reuniones, los temas que se trataron y las conclusiones a las que se llegaron con respecto a ese tema. En la Universidad hay una persona que se encarga de luego mandar el acta a todos las personas de Departamento, independientemente de su lectura posterior por parte de aquellos que no habían asistido.

En la mayoría de las reuniones a las que asistí estuve sola, por lo tanto, cuando estoy en la reunión con otro estudiante me llama la atención los distintos puntos de vista que tenemos, tanto en opiniones sobre como en interpretaciones y quizá sea por el tiempo que llevo yendo a las reuniones. Al principio no sabía que rol tener o que función tenía que cumplir, así que me limité simplemente a escuchar y responder cuando me preguntaban.

Con el paso del tiempo, fui comprendiendo que las reuniones tenían más implicaciones a parte de una reunión de profesores porque sino no tenía sentido que yo estuviera asistiendo, así que fui participando más activamente en  las reuniones y mostrando la serie de quejas que los estudiantes teníamos sobre algunos profesores, aunque luego tuviera que tragarme mis propias palabras y quedar mal. 

Personalmente, creo que los estudiantes estamos malacostumbrados a quejarnos y no hacer nada por remediarlo al considerar que "como ya no va a ser nuestro profesor, no nos preocupamos". En cierto modo, estoy de acuerdo porque llegado un momento te da igual que cambie pero no es sólo por el hecho de que te dé clase o no, sino porque si se está en una situación así se puede conseguir que cambien de profesor, pero parece que cuando cuando ya no nos repercute como estudiantes, puede seguir "chupando del bote" cuando no tiene porqué ser así.