30 de junio de 2013

Lunes 24 de Junio

¡NO PODÍA HABER EMPEZADO PEOR EL CURSILLO! Al menos eso era lo que pensaba cuando descubrí que clase era donde se daba el cursillo. Antes de salir de casa me casa me cercioré  de buscar el aula donde se impartía el cursillo y después de 15 minutos esperando a que llegara alguien y como la clase contigua tenía gente, fui a preguntar, si el curso se había suspendido o algo. Pero resulta que la clase era precisamente la que estaba abierta. 

Esto solo era una pequeña parte de lo que haríamos en los días siguientes. Una pequeña secuencia de una experiencia. Lo que llamábamos línea temporal. Reconozco que en un principio no sabía hacerlas  y me costaba pero ahora lo hago de forma automática e inconsciente. 

Aunque el ejemplo que puse fue el de hacer el blog, ahora voy a poner el ejemplo de mi experiencia del primer día del cursillo. Había hecho los pasos necesarios para estar en el cursillo; la matrícula, tener un coche para poder ir (o sacar el bono para esos días),  tener dinero para la gasolina, madrugar, tener la información de dónde y cuándo era el cursillo (o creer que la tengo porque el martes me di cuenta de que no era la correcta). 

Un hecho que me condicionó a la hora de hacer el cursillo, era llegar a la gasolinera y que estuviera más de 10 minutos llenándose el depósito porque pensaba que llegaría tarde, pero ya estaba llegando tarde de por sí, aunque no era consciente de ello. 

Si hubiera hecho otro cursillo o conociera a más gente que fuera a hacer el cursillo, no hubiera pasado tanto tiempo en la puerta esperando a lo tonto, o si hubiera visto a alguien conocido pero no fue así. 

Cuando entré me encontré de frente con John y me explicó que era el profesor y me "presentó" a Alejandro. Puntualizo "presentó" porque yo ya le conocía, es más me enteré del curso gracias a él, porque era el organizador. Entonces pensé si le hubiera visto antes no tendría que haber estado esperando tanto tiempo fuera. Luego fue más gracioso porque cuando hablé con Alejandro me dijo si había estado todo ese tiempo esperando fuera y por qué no había entrado, pero claro partiendo de mi premisa de que el cursillo empezaba a las 10 en lugar de a las 9, detalle que hasta el día siguiente no contaba. Por lo que le respondí que tampoco llevaba mucho tiempo esperando. 

A partir de ese momento ya sabía lo que tenía que hacer y hacia donde me tenía que dirigir en los días siguientes. Ahora me río de esa situación pero es la del martes tampoco fue mejor. 

Una preocupación mía a nivel personal, es que no sabía cómo me iba a comportar. Hasta hace poco creía que era una persona muy tímida, pero esta semana fue como si volviera a ser una niña, en el sentido de no tener miedo a nada. Tardo cierto tiempo en coger confianza con las personas y más si me obligan a coger confianza con ella o son demasiado abiertas de primeras. Quien tuvo retuvo. Lo cierto es que no sabía que fuera a actuar de la manera que actué en todo el cursillo, tanto para bien como para mal (hubo un momento en el que no me sentía cómoda porque estaba eligiendo experiencias recientes e intensas emocionalmente y no podía controlar esas emociones, por lo que salí muy tocada el miércoles. 

También las experiencias del lunes, tanto la mía como la suya, nos enriquecieron a la dos. Bien porque queríamos hacerlo o porque ya lo habíamos hecho. Y el paso de ponernos en el lugar de la otra para describir cómo nos sentíamos cada una e interpretar las emociones y cualidades que podías desarrollar en un futuro o para lo que nos iba a servir esa experiencia. 

Lo más gracioso, al menos para mí fue recordar la primera vez que estuve en ese edificio. No estaba sola e intentábamos buscar el salón de actos para una reunión del departamento. Íbamos con tiempo, así que no nos fijamos en ningún cartel ni nada. Ahora me resulta gracioso porque sé dónde está el salón de actos y curiosamente nos fuimos justo por el lado contrario. Investigamos donde estaban los baños, la fuente, la cafetería, los despachos pero lo que estábamos buscando no. Después de bajar y subir muchas veces, caímos en la cuenta que en una parte de unas escaleras se podía subir más y CONSEGUIMOS ENCONTRAR EL SALÓN DE ACTOS. Toda una aventura pero todavía quedaba tiempo y decidimos no movernos, para que no se diera el caso de perdernos otra vez. Así nos dimos cuenta de dónde estaba el salón de actos y qué camino NO teníamos que coger para llegar a él. 

Otra anécdota más divertida aún fue cuando él estaba en la biblioteca  y habíamos quedado allí. Sabía perfectamente que estaba en la planta de abajo pero cuando pasé a apenas 2 metros de la puerta fue como si hubiera una agujero negro junto en la puerta y en lugar de quedarme en la planta baja, subí dos pisos porque sabía que estaba en el lado derecho, pero al no encontrarlo fui subiendo. Con la tontería sabía dónde estaban la mitad de los despachos y de las aulas. Cuando bajé por segunda vez. Vi en grande BIBLIOTECA y pensé "Antes eso no estaba ahí" Ya no se me olvida donde está la biblioteca. Basta que busques algo para que no lo encuentres.

Otro ejemplo, cuando ves a simple vista este dibujo piensas que es muy sencillo pero cuando te centras más te das cuenta de los detalles (las caras, el perro, el hombre, la pareja debajo del arco).

Lo asemejo con la situación que hemos vivido todos de buscar una camisa, por ejemplo, y que te diga tu madre "Está en el armario". Revolver el armario de tal manera que terminas diciendo "Ha evolucionado y se ha convertido en un cinturón porque no lo encuentro". Llegar tu madre y sacarlo del armario. Yo por lo menos me siento imbécil, porque no es que no lo estés buscando es que aunque lo tengas en frente no lo ves. 

El hecho de ponerte en el lugar del otro, te ayuda a informar o tener detalles que para la otra persona pasaron desapercibidos y que pueden ser relevantes.

No recuerdo que día de la semana lo dijo pero me gustó la frase que dijo John que decía algo así como: De pequeños no tenemos miedo en explorar pero cuando nos hacemos mayores tenemos miedo de aprender. 

De pequeña, no tenía miedo a nada, me iba con todo el mundo, hablaba por los cuatro costados, no sabía lo que significaba la vergüenza, exploraba todo, y conforme pasaba el tiempo me hice más miedosa, precavida, muy vergonzosa  y tímida. Es curioso porque siempre  me había preguntado porque había sido así y ya tengo explicación a ello. 


Aunque hubieron conceptos que no llegué a comprender del todo, fue un día intenso en cuanto al tiempo pero no en cuento a contenido. De hecho ninguna de las sesiones me parecieron intensas en cuento a contenido porque luego con los ejemplos se comprendía. 

29 de junio de 2013

Autoaprendizaje; modelando las habilidades de aprender a aprender a lo largo de la vida

Hace unos 4 meses me informaron de este cursillo impartido por John McWhirter y la verdad es que estaba interesada desde un principio. Pensaba que iban a ser conocimientos nuevos, pero en realidad son procesos que llevamos a cabo de forma automática y pasa desapercibidos, a no ser que te fijes en el proceso, que es justamente de lo que se trataba de hacer en el cursillo.
En total fueron 4 días y medio pero, a nivel personal fueron muchísimas horas menos. En gran medida porque sabía la metodología de trabajo, donde dedicábamos más tiempo a explorar e indagar en nuestras propias experiencias que en el hecho de dar conocimientos teóricos. 

Un hecho que me llamó la atención, comparando los 3 primeros días con respecto a los dos últimos, es que no me impliqué tanto a nivel emocional en los últimos días que en los primeros o había elegido mal mis experiencias porque al recordarlas las emociones que evocaban eran intensas para mí. A partir del jueves pude disfrutar mucho más del cursillo y tomar una perspectiva distinta no solo dentro de la experiencia de participar e implicarme en el cursillo, sino ir más allá y darme cuenta de lo que en verdad estaba cambiando mi manera de aprender. 

Lo que más me gustó fue escribir un diario reflexivo al finalizar cada día. Estoy acostumbrada tanto a escribir cuando hago algo interesante o me interesa un tema determinado que cuando me dieron la oportunidad de hacerlo no me lo pensé dos veces. Me servía para procesar o asimilar todo lo que había pasado en el día, cómo me sentía, para qué me había servido y que aplicaciones o conexiones hacía con mi vida tanto antes como ahora e incluso en un futuro. 

Precisamente eso fue lo que me llevó a darme cuenta de algo que llevaba pensando mucho tiempo pero de lo que no había sido consciente. Hace 3 años, si hubiera aprobado el curso entero y sacado la nota suficiente como para acceder a la carrera de Psicología (que era lo que me gustaba en realidad), mi vida hubiera sido muy distinta a cómo es ahora, de hecho, no hubiera estado en este cursillo, o sí. Pero como el año pasado fue cuando aprobé bachillerato y supe mi nota de selectividad, decidí que otra opción era Magisterio. 

En un principio, hacer esta carrera no me llamaba mucho la atención pero es curioso como tampoco me eché para atrás cuando empecé la carrera. No sabía que tuviera tanta relación con Psicología y el hecho de dar PDD y PDE hizo que me replantease si en verdad había elegido el camino correcto, aunque también es cierto que no tenía claro el objetivo que quería alcanzar cuando empecé la carrera. 

Todo esto, junto con la insistencia de mi madre sobre todo en remarcar que iba a trabajar con niños por el hecho de hacer magisterio, hizo que me replantease seguir o no en la carrera. Pero no era una decisión en la que dependiera de la opinión de nadie o no quería que fuera así. Sin embargo, cuando tomé la decisión de continuar con la carrera y cuando finalizara estudiar, o bien por mi cuenta o a distancia o por medio de cursillos intensivos como este algo relacionado con la Psicología para no tener que elegir entre las dos carreras, sí que necesitaba la aprobación o una palmadita en la espalda. No tanto aprobación porque había elegido de forma autónoma y deliberada lo que iba a hacer y pensaba que si me equivocaba lo hacía por motivos propios, porque no lo veo como algo negativo, para nada. 

Volviendo al tema del cursillo, voy a escribirlo en los próximos días porque creo que hay detalles que en un principio pasé por alto y son relevantes ahora, al menos para mí. Para no poner los mismos ejemplos intentaré ejemplificar con lo que fui aprendiendo y cómo lo fui aprendiendo durante el cursillo. 

Es volver a rizar el rizo pero es que me para que son temas y aprendizajes que hacemos en el día a día de manera inconsciente que me motiva mucho para escribir sobre ello. 


Además, realizaré una serie de conclusiones a las que fui llegando que me parecen muy curiosas, cuanto menos.

7 de junio de 2013

VII EIDU: Los agentes del cambio de la universidad: luces y sombras de la participación

En estos días pasados, participé y colaboré en el VII Encuentro de Innovación de Docencia Universitaria que este año llevaba el siguiente nombre "Los agentes del cambio de la universidad: luces y sombras de la participación". 

Nos lo propusieron la semana pasada profesores que nos dieron clase este año y la verdad es que la experiencia fue buena. En Noviembre del pasado año, fui a una convención en el mismo sitio en el que tuvo lugar el encuentro, pero con numerosas diferencias. 

Una de las diferencias principales fue la dinámica del encuentro, es decir, no son charlas que tienes que escuchar y ya está, sino que sirven para reflexionar y crear debate sobre diversos temas que surgen primeramente y que van degenerando en otros. 

Aunque no vi la presentación, estuve en la conferencia que realizó Miguel Ángel Santos Guerra, profesor de la Universidad de Málaga y quiero señalar unas cuantas frases que, a nivel personal fueron las más importantes:

"Vacas púrpuras en las clases"
"Si no nos preguntamos, no buscamos el cambio"

Innovar implica no solo mejorar sino plantearse cómo deben realizarse o hacerse las propuestas para llegar a buen puerto. Las vacas púrpuras simbolizan lo que podíamos denominar creatividad, es decir, no estipular límites, ser críticos y tener una visión más amplia. Sobre todo enfocado a la pedagogía y cambiar nuestras concepciones de lo que consideramos que es la participación.

Considero que el problema en este caso radica en que si nos planteamos ni siquiera propuestas de mejora para solucionar los problemas que existen, este tipo de Jornadas carecen totalmente de sentido. Tenemos que participar para solucionar el problema de la participación. Si nos centramos solo en tratar el problema y no lo intentamos, al menos, paliar, ¿de qué nos sirve? ¿Buscamos solo desahogarnos o pretendemos buscar una solución?

Un tema que salió a relucir precisamente ayer, sobre todo después de la dinámica que realizamos en grupos mixtos de profesores y alumnos, fue que el alumnado no participa lo suficiente por la no información sobre esos temas por parte del profesorado.

El grupo al que pertenecía estaba compuesto por 6 alumnos y tres profesores. Dos de los alumnos, entre los que me encuentro, defendieron que eso no siempre era así. Somos miembros del Consejo del Departamento de Ciencias de la Educación gracias a la información recibida de un profesor. Además, mi compañero también es miembro del Consejo de Estudiantes de la Facultad de Educación. Un problema es la generalización. Creo recordar que el día que nos informó éramos unos 40-50 en clase (no recuerdo cuántos éramos), pero fui la única que parecía estar dispuesta a ello. Cada uno tiene sus justificaciones de por qué sí y por qué no participar en el Consejo de Departamento. En este caso, no se observa una desinformación de lo que sucede en la universidad, por lo que la decisión de participar o implicarse solo depende de los alumnos.

Siguiendo con el tema de la dinámica de realizar una reflexión conjunta de profesores y alumnos y eliminar barreras, muchas veces causada por la experiencia anterior de cada uno de nosotros, considero que es beneficioso tanto para alumnos como para profesores y ayuda a tener distintos puntos de vista en cuanto a un mismo problema. Sí que es cierto, que uno de los inconvenientes es que no seguimos el orden estipulado por la organización, sino que estuvimos compartiendo experiencias personales sobre porqué nos parecía interesante  participar, si podíamos hacerlo o no, etc... Pese a ello, creo que obtuvimos buenas conclusiones y fue una buena experiencia para todos.

Un hecho relevante que suscitó una gran participación por parte de la mayoría de los grupos fue debatir de manera conjunta lo que en los grupos se había tratado. Si hubiéramos tenido más tiempo, posiblemente tendríamos propuestas muy interesantes ya que son temas que preocupan en mayor o menor medida a docentes y alumnos.

En la sesión de hoy, se realizaron las posters de aquellos que realizaron investigaciones, o propuestas de mejora, aunque algunos explicaron sus experiencias. Se presentaron un total de 52 posters, no todos presentados de manera física, ya que algunos eran representados, expuestos con la una presentación de Power Point o mediante un vídeo. La votación la realizaban los que participaran en el encuentro por medio de una pegatinas que se les proporcionó para que votasen a sus tres favoritos con una serie de colores y, a cada uno de ellos, asociado una cantidad numérica. Los tres más votados tuvieron la posibilidad de exponer de manera sistemática el trabajo elaborado. El ganador fue  "Participación de los alumnos en el proceso de evaluación: experiencias de la evaluación formativa y colaborativa". 

Personalmente, creo que este tipo de encuentros entre los docentes y el alumnado fuera del horario lectivo, favorece que las relaciones mejoren. El dinamismo de las jornadas es un hecho a destacar y os invito a que participéis en los próximos encuentros y veáis lo que realizó en años anteriores. Para ello, podéis acceder a su blog pinchando aquí.

En general, fue una experiencia distinta y novedosa, pero de lo que más me voy a acordar sin duda es de lo bien que nos lo pasamos jugando a cromos con las pegatinas (tienen otro nombre pero no lo recuerdo). El tejemaneje de "te doy dos verdes si me das dos azules" o ver que estás llena de un color y solo te puedes esperar a que los demás te quiten pegatinas. Tuvimos pegatinas de sobra, de hecho,  tengo una copia casi completa, porque el verde decidió irse.